»Si se
bebiera de vez en cuando una taza de infusión de hojas de Zarza frescas, jamás
se presentaría una irritación del apéndice«. Esta frase, dicha por un médico de
cabecera de mi infancia, me vino a la memoria cuando un día se despertó mi hijo
de siete años todo pálido y con dolores en la zona del apéndice. Llamé al médico
y enseguida preparé la infusión de Zarza. Mientras el niño bebía la infusión le
volvían los colores de cara. El médico ya no pudo constatar ninguna irritación
del apéndice
Zarza
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